martes, 13 de septiembre de 2016

Cuando la oruga pensó que era el final...

En un día soleado con el mar rompiendo sus olas a pocas cuadras se unieron la vida y la muerte para dar giro en mi camino. Ambas se pusieron de acuerdo, hicieron un pacto para generar un resultado de alto impacto. La muerte sólo pasó por la cabeza de quien escribe ( mejor dicho por su corazón) como una sombra, no llegó a aparecer sino que sólo hizo acto de presencia, sólo para recordar que en algún momento llega y se cruza en el camino. Pero la vida nos estaba mostrando el fin de una etapa, era justo cuando se rompe todo, se abre la oruga y queda en carne viva pensando que ya todo termina.
Qué difícil explicar en palabras tantas emociones encontradas, miedo, angustia, hasta terror...todavía me acuerdo y siento escalofríos.
Sin embargo, era sólo una convulsión de la persona que más quiero en este mundo...ja ni más ni menos, no podía ser otra persona, no podía ser otro momento, algo menos doloroso. "Para algo" pasaba ahí, en ese momento, con esa persona. y el para qué lo fui descubriendo con el tiempo. Por lo pronto, esa convulsión se transformó en un aviso y gracias a ese día se pudo tratar a tiempo un tumor silencioso.

La incertidumbre entró a mi vida como para instalarse cómodamente. Una palabra tan lejana en mi vocabulario, tan poco usada, diría hasta desconocida. Incertidumbre...suena feo pero si la analizamos un poco termina teniendo su costado positivo. Depende de uno!!

Y volviendo a la oruga, qué miedo el momento de la transformación!! seguramente también le aparece la palabra incertidumbre a su vida...se debe preguntar ¿y ahora qué? ¿cómo sigo?

Me imagino que las personas que viven en carne propia la convulsión o cualquier evento poco agradable (por no decir espantoso) no deben ni imaginarse de todo este proceso que va viviendo quien las acompaña.

Y a esto quería llegar, a los ACOMPAÑANTES. Esas personas que incondicionalmente se suben al camino de la enfermedad, que a pesar de sentir esa rotura en mil pedazos de la oruga, están dispuestas a seguir y transformarse para acompañar. Pero qué importantes y necesarias que son para aprender cada día las lecciones que una enfermedad nos da, para lograr que la persona que convive con la enfermedad pueda cargar esa mochila, esa cruz, y que no se caiga por su peso.
Será un tema aparte el rol del acompañante. Acá sólo intenté poner en palabras la "explosión" de la oruga, el momento en el cual uno recibe tal noticia que siente que es el final...pero en realidad es el principio de una nueva etapa!!

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