lunes, 13 de marzo de 2017

Transmutar los límites

El contexto donde vive una oruga suele ser limitado, por razones físicas ya conocidas no puede ir demasiado lejos. En un árbol, una planta o un matorral se instala y come todo lo que puede y tiene a su alrededor para subsistir.

Cuando la oruga transmuta a mariposa, su contexto se abre ilimitadamente o por lo menos eso creemos...y si tiene alas ¿no podría irse a recorrer el mundo? Ja! eso nos gustaría a muchos no? poder volar sin límites!

Pero su vuelo tiene un espacio finito, por varias razones: el clima, la fuerza de sus alas, los depredadores, el alimento que encuentre, etc. no es todo tan color de rosa como pensaba...ahhh no es infinita ni libre!

Entonces, ¿será que la oruga sí podía arrastrarse infinitamente? y no, tiene sus propias limitaciones que son diferentes a la mariposa. No es igual ni el alimento, ni el clima, ni siquiera los peligrosos depredadores que en este caso son más terrestres y en la mariposa son animales de aire (excepto mi gato que atrapa mariposas jeje).

Aquí aparece la relación entre una persona que lleva la enfermedad (y su acompañante) con las orugas y mariposas.

Ante un síntoma, un diagnóstico y un tratamiento la persona atraviesa el proceso de transmutación. Ya nada será igual, sépanlo!! Y en este caso, el contexto donde viva tampoco será igual aunque hagamos el intento por mantener la rutina.

Si la enfermedad le genera algún problema de movilidad ni hablar!! Pero ese sería como el límite obvio, a simple vista. Sí, por supuesto, que sólo para ellos y sus acompañantes..pero no tanto para el resto del mundo al que le falta prepararse para aquellos límites físicos.

Igualmente uno como acompañante tiene que aprender sobre esos límites para poder cuidar y proteger a quien cuidamos.
Creo que el mayor desafío es fuera del ambiente donde vive porque en tu casa la reacomodas para que pueda tener lo que necesita y listo. El tema es en la calle, en los medios de transporte, en la sociedad misma. Si antes corrías un colectivo para subir, ahora mientras acompañas deberás esperarlo con tiempo y paciencia a que llegue el que pueda subir cómodamente (acá son pocos lamentablemente).
Si viajas en avión ni hablar, pura escalera por todas partes y ni pensar en las escaleritas para subir en medio de la pista...ay ay, qué contexto complicado ese no?
El subte casi que no invita a usarlo si no podes subir y bajar escaleras...

Estamos en una sociedad para caminantes saludables, lamentablemente no está pensada para el resto!

Asique, acompañante...aprenderás métodos de mover a quien acompañas por la ciudad y por el mundo tan originales que te sorprenderás de vos mismo. Pero no decaigas, no es un trabajo tan grave. Lo importante es tener en claro la felicidad y el bienestar que le generas a quien ayudas para trasladarse... seguro mucho no importa que tengan que parar el reloj para ayudarlo a subir una escalera si eso le implica salir físicamente de su rutina!!

También existen los límites psicológicos y emocionales ¿o pensaban que esos se tratan con una terapia y listo? 
No no, esos estarán y el acompañante deberá conocerlos a la perfección para que el resto de la sociedad que no los ve, pueda colaborar y no lo perjudique a quien lo padece.,.uy ya me puse media complicada...

Trataré de ser más explicativa, más clara.

Es más fácil ayudar a una persona que no puede caminar que a otra que no puede escuchar malas noticias porque su psiquis no sabe qué hacer y le genera angustia. Si, existen esos problemas y muchos más dentro de los seres humanos. No se ven, casi no se habla de eso y sin embargo afecta no sólo a quienes tienen cáncer u otra enfermedad larga sino a cualquiera, hasta a los chicos más chiquitos.

Para los que cargan en su mochila la enfermedad, sentir una angustia o un enojo es peor que para una persona sana. No sé si es porque ya viene acumulando dentro suyo, o porque está más sensible que otros o porque se da cuenta que necesita vivir y escuchar cosas positivas y lindas para equilibrar su mente y su corazón.

Los acompañantes también tenemos ese límite emocional.
Como ejemplo les cuento, después de la cirugía de mi marido, mi "cuidado" y a quien acompaño como puedo, participé de un entierro de una persona joven. La verdad, no pude saludar a quien estaba acompañando porque no me salían las palabras (y eso que hablo mucho!) pero sinceramente sólo pude dar mi pésame con mi cuerpo físico.
Yo no soy la que está viviendo una enfermedad, pero sí soy la que acompaño y evidentemente la sensibilidad, las emociones, los sentimientos están movilizados y también limitados. Pero sólo los que nos conocen pueden ver y sentir lo que estamos viviendo, el resto de los seres humanos no, entonces qué difícil que a uno lo comprendan ¿no?

¿Ya relacionaron los límites de las mariposas con los de una persona que experimenta una enfermedad, sea propia o de un "cuidado"?

Vemos que las mariposas tienen sus límites como los pacientes y sus acompañantes entonces lo primero que pensamos es: la enfermedad me limita. Y si, claro que te limita a veces más y a veces menos.
Pero también hablé de los límites de una oruga, ¿se acuerdan? Entonces, las personas antes de estar enfermas también tienen sus límites y no pueden moverse infinitamente (aunque se crean que pueden hacer lo que quieran) porque la libertad de una persona termina donde comienza la libertad de otra. Ahhh, eso no lo tenemos en mente!

Conclusión: los límites físicos y emocionales existen en cualquier ser vivo. Quien está sano tendrá aquellos diferentes a los que viven las personas con una enfermedad. Tal cual, como los límites de las orugas y los de las mariposas!!! Bingo!!! Apareció la relación!

Les dejo mi frase célebre del día: La enfermedad no te limita sino que te modifica los limites que ya tenías...



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