lunes, 6 de marzo de 2017

El poder del miedo

Después de un tiempo (3 años...) en que una persona acompaña, cuida, mima y hasta a veces reta a quien vive la enfermedad, ya te crees que las sabes todas y que vas a tener controladas las situaciones que se puedan plantear.
Lamento informarles que en algún momento no vas a tener la "posta", vas a ser dominada por el miedo, la angustia, la tristeza o el cansancio. Y... si, esas emociones tienen un poder invisible muy potente aunque uno crea que no es para tanto.

Te puede saltar la ficha o con un gesto, palabra y pensamiento o mismo el cuerpo te pone en alerta roja.
Pero ¿cómo?¿no era que tenía todo controlado de taquito?
Si ya fue, si ya pasaron por el río de mi vida esas emociones y he logrado controlarlas.. Bueno, parece que no es taaaan así o por lo menos que hay que estar atentos a que aparezcan y tener la fortaleza para combatir ese poder negativo.

En mi propia experiencia me ha pasado, y supongo que le debe suceder a cada uno de los acompañantes en alguna u otra intensidad. Ese tiempo sin cronómetro en que el miedo se apoderó de mi ser fue suficiente para bajarme de un ondazo de mi postura segura, y, hasta cómoda de que tenía todo bajo control.

Lo he vivido poco por suerte y en diferentes situaciones.

Una vez, al ir a la consulta de la oncóloga y ver que su charla ya no era tan relajada, no porque haya empeorado la situación sino por su cautela...mmm eso si que me movió la estantería. El escuchar que el paso del tiempo es un signo para ser más detallista con los estudios...no estuvo bueno. Pero, por lo visto, no fue suficiente como para salir de mi estado zen y meterme de lleno en la realidad. El miedo no pudo conmigo ese día, mis emociones positivas le ganaron...

Después de varias semanas "el miedo" quiso jugarme una mala pasada. Con una super pero realmente super pavada, me agarró con las defensas distraídas...ja! qué cosa! uno no puede relajarse porque vienen de atrás y te dan con un palo (obviamente es figurativo, no vayan a creer que me atacaron físicamente!).
Un corte en la frente, ver que la sangre no se coagulaba, imaginarse llevando a tu querido enfermo para que un cirujano le cosa...ohhhhhh el miedo aprovechó y zas!! bajada de presión, revuelto en el estómago, sensación horrible de no poder pararme. Conclusión: mi cuidado tuvo que cuidarme!! qué loco! entre los dos no hacíamos uno! Cómo puede ser que el miedo haga estas cosas? con un simple corte..yo que mil veces tuve que llevar a mis hijas a la guardia de un sanatorio volando...

Evidentemente el miedo pudo más que la oncóloga con su descripción del tumor y su futuro crecimiento y bla bla. Claro, ahora me doy cuenta. La teoría no te paraliza, el miedo no tiene tanto poder ahí en ese preciso momento sobre uno (hay excepciones! muchos salen con la presión por el piso del consultorio...)
Se me viene a la cabeza cuando nace un bebe y el papá en la sala de partos se desmaya, pero ¿si ya sabía todo sobre cómo es un parto? Teoría, pura teoría. La práctica es la posta, ahí si que aparece el poder del miedo, de las angustias.

¿Sentirán las orugas ese miedo al hacerse mariposas? 
Es probable pero no creo que alguien lo haya investigado. 
En este caso tampoco nadie investiga sobre los miedos del acompañante...y menos del paciente! chan chan...qué temita! Te tiran el peor diagnóstico y no miden la presión arterial en ese momento de quien lo recibe...sólo si te llegaras a desmayar quizás te ponen azúcar bajo la lengua. No sé, no me pasó por suerte.

Entonces, ¿qué hacemos con el poder del miedo en un acompañante? En el paciente que se ocupe otro blog especializado en ellos!

Y, la verdad, no lo sé. Seguramente será cuestión de que ese miedo no gane las batallas muy seguido.

A mi me sirvió respirar en el momento, y luego, analizar la causa. Una vez que ya sabes que te descompensaste por un cortecito bobo pero en realidad fue tu miedo que apareció, listo. No des más vueltas al asunto, ya pasó. 
Ahora sabes que tenes miedo, el tema es que está controlado porque tus otras emociones te ayudan. 
En este caso, habrán estado tomando un cafecito mientras pasaba todo y no pudieron ganar esta batalla...pero atenti!! Mejor que esos "cafecitos"  sean en momentos fuera de peligro asique sepan que necesitamos de todas las emociones para luchar, no desaparezcan!!

Y a vos que te llaman "miedo" te digo algo: ¡¡no te tengo miedo!! valga la redundancia, dicho esto le saco poder y me voy a tomar un cafecito (o té verde ;-) con mis emociones agradables!! Chauuuu

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