lunes, 16 de enero de 2017

Respetar las prioridades de quien cuidamos

Siguiendo con la similitud de una oruga que se convierte en mariposa para empezar a volar, así, el nuevo estado de quien lleva la enfermedad en su espalda (mejor dicho en su cuerpo y alma...) tiene un camino incierto y desconocido por recorrer.

Quienes acompañamos también tendremos ese camino que no será como el de nuestro cuidado, obvio, pero diría que muyyyy parecido! Algunas de las diferencias con el otro camino serán las sensaciones, emociones y prioridades de cada situación.

Sensaciones diferentes ya que por más que uno a veces quiera sentir lo mismo que el paciente, por razones más que lógicas no lo podría hacer. A quién pinchan? A quién le abren la cabeza? Quién toma la pastillita todos los días? etc etc. Y le tocó al otro, no a uno mismo. Reconozco que muchas veces uno siente como si la enfermedad la tuviera encima, pero no, sólo somos acompañantes!

Emociones distintas, y sí...uno como cuidador se alegra con un avance en la recuperación pero para quien hace la rehabilitación es su futuro! O también cuando aparecen unas lineas de fiebre, desde afuera es simplemente un número en el termómetro que bajará con un antifebril (o paños de agua fría, o jugo de naranja, depende de cada uno) y para quien siente su temperatura más alta es un recordatorio de que algo hay dentro dando vueltas...

Prioridades. A este punto quería llegar.
Observando y también escuchando a quienes pasan por un cáncer especialmente, noto que cada uno le da prioridad a diferentes síntomas o estados dentro de su tratamiento o de la misma enfermedad.
Es totalmente respetable la prioridad que tenga cada uno, no creo que una sea mejor que otra, si para ellos es una preocupación ya es válida.

Algunos se preocupan por su estómago, todo gira alrededor de lo que comen, de cómo les cae, sufren porque no pueden tomar alcohol o porque tal o cual comida les cuesta digerir.
Otros por la piel, la notan más seca o con algunos granitos nuevos y empieza la búsqueda de cremas que se la mejore.

Y creo que la mayoría se preocupa por su pelo. La quimioterapia en general (no siempre) lo hace caer o por lo menos lo debilita, modifica su estado normal. Yo pensaba que sólo les pasaba a las mujeres eso de pensar en su pelo, pero me dí cuenta que no, a los hombres también les preocupa. Su vida diaria gira en torno a cuando se peinan, se bañan y si se les cae o no, si cambia de color o de grosor. Por suerte, existen muchas organizaciones que ayudan a sobrellevar este tema y ofrecerles soluciones o simplemente apoyo psicológico y contención en este síntoma.
Ahora, como acompañante uno lo ve totalmente diferente. Lo primero que pensamos es que lo importante no es el pelo sino que el tratamiento funcione. Si se cae el pelo pero se cura, qué importa!! Claro, qué importa para el resto! pero para quien tiene su prioridad en la cabeza sí que es primordial.
Tampoco interesa si tiene más granitos, si el estómago no tolera los fritos, etc etc. Pero recuerdo que uno es sólo acompañante y ve el camino de la enfermedad desde afuera, sí, aunque sea la frontera muy próxima pero sos externo. No lo vivís y sufrís vos.

Entonces, mejor aprender a respetar las prioridades y no restarles importancia porque si les afecta a los pacientes entonces son fundamentales.

¿Cómo hacer para ayudar a nuestros cuidados en estas preocupaciones aunque nos parezcan irrelevantes?

A quien le preocupe la comida, ayudarlo a comer mejor y buscarle la vuelta para que vea en el plato de comida sana algo más o menos atractivo al estómago!

A quien persiga sus granos y manchas, investigar las cremas que puedan hacer que la piel esté un poco mejor. Seguramente las naturales van a solucionar o paliar un poco la emergencia dermatológica.

Y con el pelo...uy eso si que es más difícil. Primero depende de si se cae mucho o poco, después del grado de importancia que le de quien se va quedando pelado y averiguar sobre el tema. Hay mucha información y ayuda, desde productos naturales que fortalecen el cuero cabelludo hasta técnicas de belleza (para las mujeres especialmente) donde les enseñan a estar lindas a pesar de la caída del pelo.
Y agregaría un toque de contención psicológica ya que poder estar en tratamiento es un logro (algunos canceres son tan silenciosos que al descubrirlos ya no hay tiempo para tratarlos) y debería ser casi un orgullo estar en la lucha contra el cáncer. Por supuesto que desde afuera se ve más fácil, pero los de este lado ¿cómo miramos a quien no tiene pelo por la quimioterapia? Quizás si la sociedad no fuera tan "mirona" y las personas sin pelo pudieran caminar por la calle sin que los señalen, dejaría de ser prioridad para quienes lo padecen.

Hagamos que ellos se sientan mejor y no tengan que ponerse gorros, pelucas o pañuelos por lo que la gente les va a decir o mirar al pasar, sino, que sea sólo por moda o simplemente porque les gusta así.

Que el vuelo de esa mariposa sea un poquito más placentero o lo menos traumático posible también depende del resto de las mariposas que pasan por su lado.

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