jueves, 12 de enero de 2017

Relación entre el paciente y su familia

En esta nueva vida (ya no tan nueva, vamos por el 3er año...) voy escuchando diferentes anécdotas y experiencias de enfermedades. Uno trata de variar del tema, pero como dice una canción famosa "todos los caminos conducen a Roma" y en mi caso conducen a diferentes enfermedades (la más famosa es el cáncer o por lo menos es la que más se me acerca).

Aunque uno tenga mil cosas en la cabeza, cada tanto aparece una persona que te pregunta una duda, te cuenta sobre el tratamiento de alguien o simplemente te recuerda que el cáncer vino para quedarse en tu familia sea despierto o dormido. Y seguimos aprendiendo para poder discernir lo que suma de lo que resta.

Lo que anda merodeando en épocas de cierre de año son las charlas y comentarios sobre el rol de la familia de la persona que vive la enfermedad. 
Sí, ya lo escribí mil veces!! Pero se nota que es un tema muy actual porque sigue dando vueltas a mi alrededor. No paran de contarme casos de hermanos, padres y madres que no pueden manejar la situación que les toca vivir.

¿Por qué no pueden ver lo que yo veo?¿por qué no sienten lo que yo siento?¿por qué no suman un poquito en lugar de restar? y así los por qués aparecen en mí y en muchos acompañantes.

Para empezar, hay que mentalizarse que cada persona es única con sus emociones propias y su historia personal. A partir de ahí será cuestión de no juzgarla ni encasillarla por su poca colaboración o a veces nula, ni hablar de aquellos que además restan...

Me han contado cómo una familia engañó al paciente cambiando el informe médico para que éste no vea su verdadero estado físico. Se tomaron el trabajo de imprimir en una hoja con el logo del sanatorio un falso informe y se lo dieron. Lo más gracioso de este desastre es que el paciente sabía perfectamente su diagnóstico y no les dijo nada!! De película!!

Otra historia es sobre un paciente ya terminal al que le quedaban pocos días para irse a una mejor vida (cada uno sabrá donde, pero seguro un buen lugar!) y sus hermanos escucharon al oncólogo comentar sobre cierto estudio nuevo para el cáncer. Ellos salieron eufóricos diciendo que se iba a curar mientras agonizaba sin ver realmente el momento que estaba pasando.

Hay de todo, están los que piensan que no es nada, que es un "quiste de grasa" o simplemente ni se toman el trabajo en analizarlo o tenerlo en cuenta. Muchas veces lo hacen por un problema de base en la relación con el paciente, por algo lo niega o se opone a una decisión o no puede "digerir" que su familiar esté enfermo.
Con esto no quiero decir que esté mal o bien negar la enfermedad, cada uno la asimila como puede. Pero si supieran el daño que hacen en quien la padece, si sólo abrieran su corazón y miraran más allá de su ombligo podrían sumar mucho, mucho más de lo que ellos y el propio enfermo creen.
Debe ser que uno como acompañante ve el todo, no en forma particular con cada hermano, padre, madre, tío o lo que sea. Además uno querría que la familia sume, que la lucha sea grupal. Algo más para aprender en este camino nuevo...

Y yo me pregunto ¿cuál es el límite para que un acompañante se "meta" en las relaciones familiares de quien tiene la enfermedad? me parece que la respuesta sería algo parecido a la responsabilidad amorosa de quien cuida más la libertad de quien es cuidado.
Pero qué difícil es cuando uno es testigo de situaciones ásperas, de despechos, de ignorancia o sólo de heridas no cerradas. ¿No sería mejor aprovechar este momento de tratamiento para sanar odios, rencores y generar un poco más de amor fraterno, materno, paterno?

Creo que en esos casos, el acompañante no debe intentar ser el sanador de la familia, mejor sólo cuidar la integridad física y emocional de quien cuida ( la propia también!) y del resto que se encarguen otros.
Si el problema es entre hermanos lo mejor sería que los padres actúen con la poca energía que les quede (siempre y cuando no sean ellos los acompañantes primarios del paciente obvio).
Y si la relación conflictiva es de quien hace el tratamiento hacia sus padres, el poder de sanación pasa a los hermanos.
En síntesis creo que le corresponde moderar y lograr más amor en la familia a cualquier otro miembro que no sea ni el acompañante ni por supuesto el propio enfermo. Ja! qué difícil...quien se hace cargo???

Parece algo insignificante que haya una relación negativa entre el paciente y algún miembro de su familia pero visto desde afuera, es una influencia muy fuerte en el tratamiento y ni hablar en la cura de la enfermedad.
Y si es tan importante, ¿por qué pasa?
Vuelvo a mis preguntas de por qué un miembro de la familia es capaz de agredir verbalmente y supongo que alguna vez hasta físicamente, a quien está padeciendo un cáncer o alguna otra enfermedad larga y tediosa. Si, ya sé, se dice que es porque cada uno reacciona distinto y bla bla bla. Bueno, basta de excusas!! Intentemos que las diferentes reacciones de los familiares sumen o por lo menos no resten. Si el acompañante no puede hacer mucho al respecto, alguien lo tiene que hacer. Lo que puedo decir como observadora de diferentes familias que rodean a personas enfermas, no crean que no afecta a la enfermedad. Si influye y mucho más de lo que piensan. Asique manos a la obra!!!

Familias a ponerse una pila y  buscar paz y amor entre ustedes y así el cáncer se irá yendo despacito quien sabe donde, pero seguro a un lugar mejor y más lejano de donde estaba!!

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