miércoles, 27 de septiembre de 2017

Acompañar sin fecha de vencimiento

A veces parece que ser acompañante de una persona con una enfermedad es un "trabajo" con una fecha de vencimiento pero, la realidad te va demostrando que no existe un final, aunque tu paciente termine su tratamiento porque está sano o porque pasó a una vida mejor.

¿Será que uno necesita creer que algún día volverá todo como antes y por eso se pone una fecha en la cabeza? o quizá es la motivación para no caer en depresiones o angustias. Lo que sea que sea...es y nos pasa más de lo que nos imaginamos.

En general nos gusta poner fechas para todo, horarios, días, meses y años, hasta décadas y siglos. Nos quedamos más tranquilos si asociamos un cambio con un período de tiempo exacto. Como nos pasó al finalizar la quimioterapia de mi marido, teníamos una fecha estipulada a partir de la cual la vida iba a "normalizarse". Pero (siempre hay peros por ahí) no teníamos en cuenta que el cuerpo no depende de fechas, tiene su propio ritmo y guarda con intentar adelantar o atrasar al mismo!!
Después de la quimio apareció en escena la querida médula con sus locuras y eso no estaba en el "libro" del tratamiento que nos habíamos escrito imaginariamente para organizar nuestras vidas. 
Buscamos en nuestro calendario y no figuraban palabras como plaquetas, glóbulos blancos y rojos, ni siquiera siendo más puntillosos con la palabra neutrófilos! Jajaja, qué risa me da! El cuerpo nos hizo una jugada desconocida que casi termina en un jaque mate, si no fuera por las garras que usó su dueño para evitar el final del juego. Eso no estaba en nuestra agenda! qué aprendizaje ¿no? será cuestión de no anotar tanto las fechas y usar más la propia memoria, los sentimientos y las ganas de vivir. A quienes les hace bien tener el calendario prolijamente completo les aconsejo que trabajen el tema de la adaptación ante los cambios. Nunca se sabe si un día se convierte en un mes o si un minuto vale oro!

Volviendo a la caducidad del "contrato" con nuestro paciente me parece que no existe dicha fecha. 
Ya uno se "transformó" en mariposa para ayudar a volar a quien acompaña, no hay vuelta atrás. Fíjense que la mariposa no puede volver a ser oruga, no tiene fecha de vencimiento ese nuevo estado!! 
Entonces, aunque nos cansemos de cuidar a alguien o ya no nos necesite tanto, van a existir eternamente esas alas y lo mejor que podemos hacer es aprovecharlas. 

Pero, ¿qué pasa si esa mariposa a quien acompañamos ya no nos necesita sea porque dejó de volar o porque vuela perfectamente bien sola? Ahhhh qué pregunta no??

Podríamos pensar varias respuestas:

- me cansé de acompañar a otros, me ocupo de que mis alas estén en condiciones para volar sin depender de nadie y sigo mi viaje.

- busco otras mariposas que me necesiten (siempre hay quien está solo y un poco de ayuda le vendría muy bien).

- ya no quiero volar tanto, mi energía se agotó. Quizá sea el momento de que otras mariposas me ayuden, puede ser la que yo estuve cuidando u otra.

- mis alas se lastimaron en el camino peligroso de quien acompañé y no puedo seguir ni pedir auxilio. Vas a depender de que otras mariposas te vean y puedan cuidarte.

Cualquiera de estas respuestas son válidas, son reales y más allá de comparar al acompañante con una mariposa, es algo que sucede con las personas que cuidan enfermos. Iniciaron un camino de transformación personal que no tiene fecha de vencimiento.

Lo ideal sería un acompañante que logre transmutar la enfermedad de quien cuida en aprendizaje para sí mismo y para los demás. 
Una vez que deja de ayudar a esa persona porque ya no la necesita, no vuelve todo a foja cero. El acompañamiento incondicional lo tiene incorporado y aunque no quiera saber nada mas de las enfermedades (cosa muyyyy lógica y entendible) en algún momento se le cruzará otra oruga para ayudarla en su proceso y no tengo dudas de que iniciará nuevamente el camino de la enfermedad aprovechando todo lo aprendido y con mucho más por aprender! 




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