miércoles, 13 de septiembre de 2017

El que no arriesga no gana!

El que no arriesga no gana...así dice el dicho.

Cuando inicias el camino de ser acompañante de una persona con una enfermedad, empiezan los riesgos también. O pensas que todo va a ser fácil, va a fluir como si estuviera aceitado para no trabarse. Ja!! Olvidate!!

Surgen diferentes tipos de riesgos, aquellos que no podrás controlar (como el avance de la enfermedad) y otros que tendrás la posibilidad de evitar o de aliviar.
Acá no voy a hablar de los riesgos incontrolables justamente por eso, no podemos hacer mucho para evitarlos y de qué nos sirve estresarnos por algo más!

Pero los riesgos que podemos controlar o por lo menos disminuirlos y hasta hacerlos desaparecer, esos si son interesantes de recordar.
Cada paciente y cada diagnóstico tiene sus propios riesgos, pero empecemos por lo primero: la definición de riesgo.

Según la Real Academia Española la palabra RIESGO significa contingencia o proximidad de un daño.

Como acompañantes vamos a intentar evitar los daños en nuestro paciente y, si no lo logramos, nos dedicaremos a paliar los mismos para que el sufrimiento o dolor en él sea lo más leve posible.

Los tipos de riesgos que existen en una persona con una enfermedad son infinitos y sólo mencionaré algunos para tenerlos en cuenta:

Riesgos físicos

Son los visibles por lo tanto son un poco más fácil de prevenir. Cuidarlos de las caídas, de lastimarse, en las comidas, con el clima, en la piel, etc. 
Para evitar daños en ellos sería bueno estar atento a las situaciones de riesgo sin ser sobreprotector! Eso es super importante, que tengan la mayor autonomía física posible sin grandes riesgos. Para la mayoría de las personas es difícil depender totalmente de su acompañante y a veces hasta contraproducente. 

Si una persona no puede moverse bien, cada logro básico y mínimo que haga en forma independiente será una gran conquista. Valoremos cada movimiento, cada esfuerzo. Total si come y se mancha por ejemplo, después se lava!

Quizá las caídas sean más peligrosas, pero podemos ser acompañantes observadores con los 5 sentidos encendidos para saber cuándo intervenir y evitar que se lastime.

Riesgos emocionales y/o espirituales

Estos son invisibles...o por lo menos no tan fáciles de ver. 
Somos acompañantes también emocionales y espirituales asique no zafamos de esto jaja!! 

No reemplazamos ni psicólogos ni maestros espirituales pero podemos hacer un gran aporte a esos "rubros" sin quitarles el trabajo a los especialistas.

Como en otras oportunidades lo escribí, la vida emocional del paciente es fundamental para el tratamiento de su enfermedad. Y la espiritual...ni hablar! Confiar en Dios o en algún Ser Supremo ayuda muchísimo, no sólo por el sentimiento de que no están solos en este camino sino porque realmente Alguien los está ayudando!!

Si la persona que vive la enfermedad es reacia a creer en Dios o el Universo o como quieran llamarlo, hay trucos para ir mostrándoles que la Fe mueve montañas!! Ese trabajo es muy reconfortante ya que uno mismo va descubriendo diferentes milagros y situaciones de Fe y Esperanza que nos llenan el alma.

El riesgo emocional y/o espiritual que puede tener el paciente es caer en la depresión, la victimización, el castigo y hasta el odio a los demás, a sí mismos o al mismo Dios.

Riesgos inherentes al propio diagnóstico

Los más personales de todos los riesgos, no sólo porque cada diagnóstico tiene el suyo sino porque somos seres que sentimos diferente, nuestro cuerpo no reacciona igual como los demás y hasta el umbral del dolor es individual.

En este caso es sumamente importante que conozcamos los riesgos de nuestro paciente. Sería como saber hasta donde "tirar la cuerda" jaja, o sea, no asumir riesgos innecesarios.
Reconozco que nosotros (mi querido paciente y yo) somos medio arriesgados, vamos tirando la cuerda pero siendo conscientes de que no debe romperse. ¿Qué quiero decir con esto?
Por ejemplo, si dentro de un cuadro de mocos y tos aparece la tan temida fiebre, bueno, a usar todos los métodos posibles para que baje (hasta el famoso paño de agua fría). 
Pero si la fiebre persiste o es muy elevada durante varios días...y.. la cuerda puede romperse asique mejor consulte a su médico!!

Nosotros intentamos prevenir la fiebre, bajarla lo que se pueda y consultar al médico en cuanto hay una necesidad real. Porque en los pacientes oncológicos te pueden internar por la fiebre, cosa muy pero muy lógica por el tipo de diagnóstico que tiene, pero muy estresante para el paciente el tener que estar otra vez en una cama siendo pinchado y analizado con lupa. Mejor ayudemos a evitarlo :-)
Aclaro que no estoy promoviendo rebelarse a los cuidados del médico!!!
En nuestro caso lo podemos hacer hasta cierto punto, pero sólo por el estado de salud del paciente, habrán muchísimos personas a las que una línea de fiebre les puede afectar seriamente. Asique ojo!!!!!!!

Después de este simple análisis de riesgos sólo me resta pedirles a los acompañantes que sepan arriesgarse con responsabilidad en lo que se refiere a los cuidados del paciente. 

Que la palabra riesgo no signifique peligro o daño sino oportunidad de evolucionar. 

Volviendo al dicho del inicio de este escrito "el que no arriesga no gana" y ¿saben por qué? porque es más cómodo no asumir riesgos pero los resultados no serán los mismos.

De a poco y sin prisa cada pequeño riesgo que tengamos en el tratamiento de la persona con una enfermedad va a generar un gran paso!
Con cuidado, con amor y con mucha pero mucha responsabilidad sobre el paciente lograremos un riesgo con resultado positivo. 

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