lunes, 4 de septiembre de 2017

Acompañar al arquero

Cuando van pasando los meses y se suman horas de millaje en este vuelo por el camino de una enfermedad, ocurren situaciones diversas. Algunas muy lindas, otras no tanto y lamentablemente unas pocas, menos mal que no son muchas, que dejan su huella.

Esta vez me toca escribir sobre esos momentos o hechos que te entran sin filtro, sin anestesia, al fondo del alma y no sabes cómo atajarlo, o por lo menos que no duela tanto en el paciente y, en consecuencia, en vos como acompañante.

En el tiempo que va pasando "tranquilamente" la enfermedad, aquel donde el tumor duerme (gracias a Dios y a todos los que se les ocurra!!) uno ataja los penales como un arquero profesional, o casi... hasta que un día un ser querido parte a otro plano, a otro mundo que seguramente es mejor que este o al menos distinto. Y ese flechazo al cuore va de lleno, una jugada no controlada que uno siendo arquero no pudo hacer nada, el gol entró y con toda la furia...ay cómo dolió!! 

En esa jugada no esperada, o si, pero no deseada seguro, resulta que la persona a quien acompañas queda paralizada como todo arquero que no entiende por qué entró la pelota! Y ahí aparecemos nosotros los acompañantes...sin explicaciones, sin poder consolarlos más que con un abrazo. Es que tu paciente estaba muy pachorra en el arco, ya canchero pensando en otra cosa hasta que de golpe ese gol le mostró que sigue siendo un arquero, que sigue en el juego y no terminó el partido.
Entonces, ¿cómo podremos ayudarlo a no sufrir con esta situación? yo no tengo la respuesta, sólo acompañando y no permitiendo que baje los brazos en su propio partido.
Si uno lo mira desde afuera es más simple, la persona que partió ya terminó su tiempo de juego y no tiene nada que ver con el partido de quien uno cuida. Es otro campeonato, otro torneo, otro jugador. Pero ¿cómo explicarlo en ese momento de angustia? No, no lo expliquemos mucho y sólo abracemos con el corazón!

Uno como cuidador intenta justamente eso, cuidar el cuerpo y el alma de quien tiene a su lado pero en estos casos.. cuánto duele ver esos ojos tristes y ese miedo de que podría haberle pasado a él. 
Sería mejor mantener el ritmo de juego, no bajar la guardia en el arco y seguir con el partido de la vida ya que todavía el árbitro no marcó el tiempo de descuento!!  


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