martes, 1 de noviembre de 2016

Límites del acompañante

Ser acompañante de alguien que transita por una enfermedad no es nada fácil...pero nada!

Para empezar, la situación aparece de forma tan sorpresiva para quien carga con ese diagnóstico como para su acompañante y el resto de su entorno.

La realidad es que uno vive pensando que la salud es el estado natural de las personas (así como de los animales y plantas) y cuando ésta se pierde o es más débil no sabemos para donde ir. 
En el colegio no se enseña cómo cuidar enfermos, a lo sumo hay cursos de primeros auxilios muy útiles pero sirven para cierto tipo de emergencias. Lamentablemente la experiencia de vivir cada día como acompañante es la enseñanza "oficial" que tenemos para ir aprendiendo sobre cómo tratar al paciente y a su enfermedad.

En ese aprendizaje cometemos errores y aciertos cada día, con uno mismo y con la persona que uno acompaña. 
Pero si el cuidador lo hace con tanto amor e incondicionalidad entonces...¿por qué hay momentos en los cuales uno es el culpable de algo que salió mal, o es el metido en tantos asuntos? o ¿por qué no evitó una situación negativa en la persona más vulnerable?  y puedo seguir con los por qués...

Ahí es donde me aparece la palabra LIMITES junto a la palabra acompañante. 

Y sí, sabemos que los límites muchas veces son sanos, y en este caso también! 
El problema que encuentro es poder saber cuáles son los límites de los límites...y también me preocupa la falta de límites! ja parece un trabalenguas!!

Pero empiezo por lo primero, el límite interno que tenemos los acompañantes.

Ese que uno se impone, ese que uno dice "hasta acá llego, no más! Si uno no lo tiene claro...ya empieza mal. Pero ojo que no es fácil ni conocerlo ni respetarlo. 
A veces no te das cuenta de que tu propio límite es finito, crees que no tenes límites y eso no es bueno ni para uno mismo ni para los demás. 

Una fórmula que trato de aplicar para conmigo es pensar si esa situación me va a perjudicar o si voy a invadir al otro. Si ambas me dan negativo, listo voy bien! 
Pongo un ejemplo: necesitan donación de plaquetas y lo primero que se te ocurre es ir corriendo al sector de hematología. Pequeño gran detalle: te impresionan las agujas y te da fobia...mmm y si esa energía la pones en buscar donantes? No fue mi caso, pero conozco muchas personas que no podrían estar enchufadas 1 hora con la máquina. Esa limitación no es mala, es simplemente eso: una limitación. Conocerla y respetarla servirá para evitar malgastar la energía de acompañante.

Y qué pasaría si el "paciente" se niega a hacer un tratamiento o pretende hacer algo que puede perjudicar más su salud?? ahhhhhhh eso sí que es un debate añejo!!

Me enseñaron desde chiquita que la libertad de una persona termina donde empieza la libertad de la otra persona. El secreto,creo, es saber si la otra persona está en condiciones de usar su libertad con responsabilidad. uyyyy muy complicado!!!! 

¡Volvamos a los límites que es más simple de explicar! 

Como la libertad, los límites terminan donde empiezan los límites del otro. Voy a tratar de escribirlo de una forma que se entienda.

Si la persona que vive (y sufre) la enfermedad tiene ganas de mandar todo a "freir churros" pero uno siendo acompañante sabe que no es bueno para su salud...chan chan...cric cric dirían los adolescentes por estos días.
Bueno, entra en juego una palabra que no mencioné todavía: NEGOCIACIÓN. 

El acompañante debe hacer su trabajo lo mejor posible, o sea, cuidar a la otra persona para que recupere su salud o por lo menos no empeore. La otra persona tiene su propia vida y no tiene ganas de que le digan lo que debe hacer todo el tiempo (ya bastante con los médicos y los tratamientos). Entonces, si se sientan a negociar pueden quedar las partes contentas. Con sentido común, con respeto a la libertad de cada uno y con mucho mucho amor (y a veces mucha paciencia también!) surgen propuestas muy interesantes. 

Está bueno no seguir todo lo que dice el médico como si fuese sagrado...hay algunos detalles que ellos se olvidan y son fundamentales como por ejemplo la felicidad del paciente! Con esto no estoy haciendo un piquete a los médicos, por favor!!!! 
Hay cosas que se pueden negociar y otras que no como los remedios. Pero si faltan algunos glóbulos rojos y hay una oportunidad de pasear...seguramente el disfrute en el paseo hará subir esos valores.

Volviendo a los límites del acompañante que es el tema en cuestión, estarán muy relacionados con las palabras que estuve escribiendo: libertad responsable, negociación, disfrute, felicidad.

Si ponemos estas palabras en una olla y revolvemos bien, el resultado será: un límite responsable y consensuado (también incluyo a los médicos ojo!) para lograr la felicidad (disfrute, o simplemente tratar de estar lo mejor posible) de ambas partes respetando la libertad de cada uno. Me encantó!!!

Ahora a llevarlo a la práctica en el día a día....uy..tendré que volver a la primera oración donde dije que ser acompañante no es fácil...

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