martes, 15 de noviembre de 2016

Que el silencio sea tu escudo...

Acompañar a quien tiene una enfermedad es una experiencia indescriptible, no hay escritos suficientes para explicar realmente este "trabajo" o esta opción de vida. 
Cada acompañante tiene su propia vivencia y creo que sería muy interesante que se formen grupos o redes para compartirlas y enriquecerse con los otros.


¿Por qué digo que es un trabajo o una opción de vida? ¿se puede elegir ser acompañante?

Si, claro que si. Es un trabajo, sin sueldo, sin obra social, sin aportes jubilatorios (por supuesto que estoy pensando en los acompañantes familiares o amigos, no en los profesionales) y es casi invisible para el común de la gente. Solo quien haya pasado por algo parecido puede mirar y comprender esto. Si pienso en qué se gana con hacerlo...y, mucho mas que un sueldo! No es cuantificable ¿cómo poner un precio al amor incondicional, a la entrega del tiempo, de la energía, de la vida?

Es una opción de vida porque uno elige cada día ser acompañante a pesar de que te llega "de prepo" sin aviso y además porque realmente tu vida cambia (como la oruga al convertirse en mariposa!! siempre vuelvo a lo mismo..).
Esto es como el matrimonio, cada día uno vuelve a decir SI QUIERO y también tiene la posibilidad de rajar y desaparecer del mapa!! Por suerte tanto en el rol de acompañante como en el matrimonio sigo diciendo SI QUIERO.

Dentro de este trabajo pasan muchas cosas: lindas, lindisimas, no tanto y horribles. Y si, las cosas hay que contarlas como son: no todo es divino, no se sonríe todo el tiempo. Uno experimenta emociones diversas, desde la mas tierna hasta la angustia que te cierra el estómago. Aparecen lágrimas de tristeza y a veces, no tantas, de felicidad. Lo importante es que el saldo sea positivo o al menos no negativo.

Y ¿cómo manejar esas emociones tan diferentes? mmmm no tengo la receta...es una especie de prueba y error.

Las emociones positivas mejor no guardarlas, mejor salir a la calle y desparramarlas! 


El tema son las otras...si, esas que nos afectan más de la cuenta y que no conviene contagiarlas. ¿Cómo hacer para que al recibir de quien cuidas un reproche, una mala contestación, un "ladrido" o simplemente ignorancia (de esa que te da un nudo en la panza) no cuelgues los botines y salgas corriendo?
Quien sabe, algunas veces haces OMM, otras te sale de adentro algún comentario que seguramente no lo dirías en un estado de armonía y otras veces o muchas, pero muchas 
veces te llamas al silencio...

¿Puede el silencio mejorar esa situación?
A veces si, y a veces simplemente no la empeora. Sería bueno que ese silencio no se quede dentro tuyo mucho tiempo, que pueda canalizarse por otro lado mas positivo. Si uno guarda esa angustia, se va acumulando y el resultado podría ser muy negativo. Mejor hacer una especie de alquimia. Esa emoción transformarla en otra mas agradable. Si sentimos que no nos escuchan o que "no existimos" generemos algo que nos llene el alma, una canción, una caricia, una rica comida (algún chocolate por ahí..jeje) y lograremos sacar ese silencio de nuestro presente para transformarlo en una experiencia placentera. Con esto evitamos una discusión con el otro y lágrimas del alma que nos desgastan. Salimos con saldo positivo y a veces con unos kilos extras ;-)

En mi época de colegio aprendí un poema:

Silencio

No digas nada, no preguntes nada. 
Cuando quieras hablar, quédate mudo: 
que un silencio sin fin sea tu escudo 
y al mismo tiempo tu perfecta espada. 

No llames si la puerta está cerrada, 
no llores si el dolor es más agudo, 
no cantes si el camino es menos rudo, 
no interrogues sino con la mirada. 

Y en la calma profunda y transparente 
que poco a poco y silenciosamente 
inundará tu pecho de este modo, 

sentirás el latido enamorado 
con que tu corazón recuperado 
te irá diciendo todo, todo, todo.


Francisco Luis Bernádez

Que el silencio de los acompañantes nos proteja de los miedos y angustias de quien cuidamos. 
No podremos evitar que los pacientes experimenten esas emociones que nos lastiman pero sí cuidemos a nuestro corazón en el momento que las exteriorizan.
Por lo tanto, usemos sanamente el silencio para que no nos afecte tanto mientras hacemos el "trabajo" de acompañante cada día. 

Y así se llegará a  "...la calma profunda y transparente...con que tu corazón recuperado te irá diciendo todo, todo, todo"


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