sábado, 1 de octubre de 2016

Las alas de la mariposa

Como el camino nuevo de la enfermedad no pinta muy fácil, o por lo menos eso parece, la mariposa necesita de sus acompañantes y de sus ángeles, de unas manos Divinas que la sostengan cuando se canse, y creo que especialmente de sus alas.
Sí, esas alas son las únicas que harán que vuele su vuelo, lento o rápido, bajo o alto, eso va a depender de muchos factores.

¿Qué podría influir en el vuelo de una mariposa? 
Seguramente el tipo de especie y parecería que son muchos. No soy experta en ese rubro pero con observarlas cada vez que aparecen puedo decir que la variedad de colores y formas es impresionante! 

Relacionando la mariposa con alguien que recibió el diagnóstico de una enfermedad creo que cada persona es diferente y que tendrá sus propias alas y éstas a su vez no mantendrán siempre el mismo tamaño y forma. Por lo menos que las tenga, sino ¿cómo haría una mariposa para volar sin alas?

Sus alas van a depender de su propio ser, de su actitud hacia la vida, del contexto donde vive (ahí entraría yo ¿no?) y supongo que del camino por atravesar...

Como les dije en otro momento, el camino es pedregoso, pinchudo, embarrado, pero también con muchas flores y hasta a veces se puede escuchar el mar. No creo que sean iguales unas alas que sirven para atravesar pantanos de otras que sean perfectas para volar entre plantas frescas y flores silvestres. El viento de una tempestad debe necesitar alas fuertes, grandes y valientes sin embargo, en la calma, con unas pequeñas y delicadas alitas se avanza igual. 

En el camino existen días negros, momentos de angustia, piedras gigantes pero también flores perfumadas...depende de las alas que tengamos si se hace más fácil o más difícil andarlo.

Muchas veces la tormenta aparece de golpe, sin aviso, y si no tenes las alas que corresponden vas a necesitar ayuda de otros para no caerte. Tema serio si lo hay...¿estaré dispuesto a recibir esa ayuda externa o creeré que mis alas van a poder?

Si considero que mis alas pueden volar solas, está buenísimo porque creo en mi capacidad pero me arriesgo a la caída.


Si acepto ayuda de otros, puedo terminar creyendo que sólo no podría nunca y aparecerían emociones encontradas, una mezcla de enojo con mis propias alas porque no me sirvieron y una dependencia de la ayuda de otros (que lo hacen con todo su amor incondicional) y eso podría derivar finalmente en una comodidad no saludable.


¡Qué dilema!

Un tropezón no es caída, quizás pueda arriesgarme en volar solo y así no siento que "molesto" pidiendo ayuda total de última me vuelvo a levantar. Pero nadie me asegura que no me duela y menos que la levantada sea fácil...

Si mis alas no estan preparadas en ese momento, entonces, acepto que otros me ayuden pero no me divierte cuando lo hacen, quieren hacerlo a su manera y no a la mía. Eso me molesta y mucho! Si al fin y al cabo el portador de la mochila es uno mismo! Ellos qué entienden, no son sus alas sino las mías!!!

Ahí es donde, por lo menos yo, no daría mucha vuelta al asunto, la tormenta es aquí y ahora y los que me ayudan lo hacen incondicionalmente!!! 
Basta de tanto análisis y dale para adelante que al volver la calma tendremos tiempo de preparar mejor nuestras alas y de paso agradecer la ayuda recibida.

¡Cuidemos nuestras alas y agradezcamos el amor incondicional recibido en cada tormenta! Son nuestras propias alas pero...volamos juntos!!

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