martes, 25 de octubre de 2016

Paciencia con el sistema de salud

Hasta que una enfermedad no aparece cerca de nuestro entorno no conocemos casi ni el nombre! Excepto obviamente que uno haya estudiado sobre el tema, como el caso de los médicos, enfermeras, técnicos.

Lo mismo nos pasa con el sistema de salud, con los consultorios, las salas de internación, etc. Es un mundo tan pero tan especial (por decirlo de alguna manera) que después de años dando vueltas por ahí seguimos con sorpresas.

Todo comienza cuando abris el resultado del estudio pertinente a tu propia, o no propia pero casi, situación. Resulta que un simple papel puede servir para reciclar o para darte un shock emocional en el cual tu vida y la de tu familia y amigos, ya no es ni será la misma.

Y con ese papelito podes hacer muchas cosas, ja, si, lo primero que se te ocurre no es muy agradable para escribir! Pero cada uno va a darle una utilidad diferente. Por supuesto va a depender de la personalidad, la actitud hacia la vida y hacia las situaciones adversas, el humor del momento, la aceptación, la contención física y psicológica de quien recibe la novedad, etc etc.

En mi caso, siendo acompañante y muy curiosa también, lo primero que hice fue ir a Google, y sí, qué iba a saber yo de algo llamado...ya ni me acuerdo cómo decía técnicamente el informe. Copié tal cual lo que leía y aparecieron miles de páginas para saciar mi sed de "sabiduría neurológica". En ese momento el rubro era sólo neurología porque la palabra "oncologia" no estaba ni cerca de mi pensamiento...


Tendrían que ofrecernos a los acompañantes un curso para aprender a googlear, así no perdemos tiempo con tanta página deprimente y poco seria que aparece en el buscador.

Como creo que tengo algo de sentido común, sólo me quedé con aquellos sitios en internet que me daban confianza académica y cierto nivel de formalismo.


Prueba superada! ya más o menos sabía de qué se trataba o por lo menos tenía una apertura mental hacia la neurología que antes no pretendía ni escuchar de ese tema.

Luego comenzaron los paseos por diferentes médicos, nos llovían nombres de los mejores especialistas y cada llamada o mail era para recomendarnos a quien pudiera "salvarnos" de este amigo llamado tumor.
Debo reconocer que superó gratamente nuestras expectativas la cantidad de amigos y familiares que nos ofrecían su ayuda. No por sacarle méritos a ellos sino porque no teníamos idea de que un tumor en la cabeza sea un tema tan común entre los demás.

Al final de la búsqueda del neurocirujano, llegamos a quien usaría sus manos, su sabiduría (y alguna ayudita de arriba seguro) para poder operar. La verdad es que nos sentimos muy agradecidos de tener la posibilidad de que nos atienda un súper médico, agradecemos la oportunidad que nos dió la vida de que así sea.

Ya íbamos tachando temas, sabíamos más o menos qué era eso nuevo llamado tumor, encontramos un médico altamente calificado, el mejor sanatorio para la cirugía, la cobertura médica nos ofrecía tranquilidad económica, todo iba marchando con la normalidad que avanza la preparación para la cirugía.


Pero no es todo tan fácil y color de rosa....los colores son muchos en este camino (a veces laberinto) del sistema de salud...y lamentablemente aparecen grises, negros y hasta blancos!


Hemos tenido encuentros con los médicos en los cuales me han dado ganas de sacudirlos para ver si tenían algo adentro o estaban vacíos, no podía ser que tuviera tanta frialdad hacia nosotros...después con el tiempo fui comprendiendo que en parte es un escudo para protegerse emocionalmente. En parte ehhhh!!


Hasta ese momento yo creía tener una paciencia infinita...pero no, todavía tenía que adquirir más para poder superar las piedras emocionales, administrativas, económicas, etc. de este sistema de salud tan poco pensado para el bienestar general del paciente. Y digo general porque un paciente tiene cuerpo, alma, acompañante, familia, trabajo, amigos, hobbies, en fin, vida. Y de eso no se ocupa mucho la medicina tradicional...quizás me digan que no es de su incumbencia...pero sí, porque un paciente con una vida feliz tiene más probabilidades de curarse que un paciente preocupado y triste.


Tuvimos mucha suerte en "caer" en buenas manos pero el aprendizaje de ser paciente no fue muy divertido. Ahora entiendo más que nunca por qué se les dice "pacientes", la paciencia todo lo puede decía la Madre Teresa de Calcuta, y cuánta razón tenía!!


Mi consejo a quienes tengan que acompañar es poner su granito de arena en cada momento donde la paciencia haga mucha falta. No les exijan a los "pacientes" que la tengan, ellos ya bastante tienen con lo suyo. 

A veces un chocolate endulza al médico, una docena de alfajores alegra a las enfermeras y las predispone a ser más cuidadosas, una sonrisa o linda charla mientras estamos en la sala de espera sofocante puede hacer correr al reloj y existen mil formas de ayudar para no perder los estribos y empezar a los gritos en medio del sanatorio.

Tengamos las antenas paradas para encontrarle la vuelta y solucionar situaciones donde la paciencia llega al límite para quien lleva la carga y para nosotros mismos. 

Piensen que la paciencia la necesitarán tanto para el camino médico como para el de acompañantes, o creían que era tan fácil acompañar??

Por lo tanto, no malgastemos la paciencia y tratemos de usarla sustentablemente :-) para que dure y tengamos reservas en esos momentos del día a día en que urge buscarla y aplicarla!!

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