miércoles, 1 de febrero de 2017

Personas que van y vienen

En este andar por un camino diferente, a veces difícil y otras más simple de lo que pensamos, acompañamos y somos acompañados también.
Vamos aprendiendo cada día algo nuevo y soltando cosas o temas que no nos suman o solo restan en nuestro vivir. 
Si además nos toca "soltar" personas...y bueno, habrá que pensarlo bien. El término soltar implica dejarlo ir, pero ojo que no incluye sacarlo a empujones ni gritos! tampoco incluye alejarlo con odios y resentimientos porque entonces esas emociones negativas seguirán dentro nuestro y no habremos cumplido 100% con el objetivo de soltar. 

Una vez que hicimos la primer "soltada" (me gusta cómo queda la palabra soltada...me hace acordar a soltar globos al cielo, o abrir jaulas para que los pájaros vuelen libres) y pudimos alejarnos un poco de aquellas personas que nos hacen mal o que no nos suman en este camino, será momento de abrir el corazón a algunos que esperan su turno para ayudarnos. Estoy tan metida con los turnos médicos que le pongo turno a todo!! jaja.

Pero volviendo a la seriedad, tanta gente que quiere y realmente puede ayudarnos y nosotros con el corazón ocupado en otras personas que, sin mala intención, no colabora en esta tarea de transitar una enfermedad. 
Veo a los que están luchando con sus miedos, sus angustias, sus incertidumbres, y encima reciben comentarios o gestos de sus amigos o familiares que no les suman. Acompañante...tu tarea!!

Ya con la capacidad suficiente para recibir a los que ponen su granito de arena, será cuestión de estar alerta. A veces la ayuda viene sola y otras hay que buscarla. Eso de sentarse a esperar que vengan y nos solucionen los problemas...no va. 
No sé si me explico, estar abiertos a aquellos que nos puedan ayudar no quiere decir tener la obligación de hablar de la enfermedad con todos, de andar pidiendo ayuda por la vida. Es tener el tacto para encontrar a la persona justa en el momento indicado. 

Como acompañante (y quizás muy abierta a recibir ayuda) he hablado del tema con personas a las cuales vi pocas veces en mi vida, sin embargo recibí tanto apoyo y cariño que no lo puedo describir. Insólito!! ¿por qué será que un amigo no sabe cómo ayudar y se "esfume" del planeta haciéndote dudar si realmente le interesas y de repente un desconocido ofrezca su corazón para darte una mano?. Es común, pasa en las mejores familias dirían... pero como cada persona siente y vive diferente una enfermedad propia o ajena, así también pasa con los vínculos por lo tanto paciencia y a no enroscarse.

Algo muy pero muy emocionante que trae una enfermedad es toda esa gente que conoces a lo largo del tratamiento y que queda un cariño especial para siempre, y probablemente, al final del camino no vuelvas a relacionarte con ellos o por lo menos con la mayoría. 

Ese corte del vínculo entre las personas que compartís el proceso de una enfermedad puede ser porque se da naturalmente (no creo que quieras visitar el sanatorio si estas sano...) o puede pasar que no quieras hablar con alguien que estuvo al lado tuyo en esos momentos porque te hace revolver el pasado no sanado. 
Para no pensar en los que nos borran de su vida como si fueras un chat del whatsapp, vamos a enfocarnos en los casos positivos.

Un ejercicio que me gustaría hacer alguna vez sería el de escribir en una hoja la lista de personas que han aparecido para darnos una mano en este camino. A veces, un lápiz y un papel te ayudan a ir recordando y a pensar hasta en quien llamó a la ambulancia cuando no estabas con tu "cuidado". Y al memorizar vas llenando nuevamente tu corazón de ese cariño que recibiste, como si lo revivieras.
Alguna vez con mi marido nos pusimos a pensar en aquellos que se habían cruzado por nuestra vida y no volvimos a ver (por razones naturales, no por rechazos) y fue muy lindo recordarlos.

Sé que la enfermedad es una de las peores cosas del mundo y no se la deseo a nadie, pero cuando aparecen estos ángeles en el tratamiento pienso que con salud seguro no los hubiésemos conocido ni recibido su afecto. 

Un punto positivo de tanta desgracia es conocer ciertas personas pero el gran dilema sería: ¿por qué tenemos que abrir nuestro corazón a los demás recién cuando hay una enfermedad de por medio y no cuando estamos sanos?

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